El mundo en el que vivimos no es sino infinita posibilidad. Es a través del pensamiento que creamos la realidad que nos rodea. El observador crea la realidad que observa, ya lo dice la nueva física.
La existencia es entonces un pool de infinitas posibilidades.
Qué sucede entonces con las posibilidades que ‘no suceden’?
Ahí está el error. Todas las posibilidades suceden. Están allí todos los posibles futuros desenlaces de cada situación en cada minuto, cada segundo de la vida de “cada uno”, y todas esas posibilidades suceden a la vez en algún plano. Por eso el Universo es posibilidad.
TODO ES POSIBLE
Hay un sinfín de ‘mundos’ o realidades posibles ‘allí afuera’. Cuál de ellos se manifieste en la materia para ser por nosotros percibido solo depende de donde nosotros pongamos nuestra atención. Ahí radica el poder de la atracción. Ahí radica el poder de recrear nuestra realidad de acuerdo a donde concentremos nuestra atención, nuestro propósito.
El propósito es una flecha que dirige la energía hacia el nivel de la manifestación
La intención es la canalización de la energía hacia ese propósito, es la fuerza de la flecha. Y para que la intención nutra al propósito, ésta debe existir en el aquí y en el ahora, que es el único tiempo real. De otra manera la energía que nutre a la intención se dispersa y la flecha carece de fuerza y dirección.
Así, en cada uno de nosotros está la elección de dónde poner la atención.
Recordar:
ATENCIÓN
INTENCIÓN
La atención puesta en un propósito con débil intención permanece a nivel de la energía del pensamiento, que por sí sola no es suficiente. Porque el pensamiento es ciego, y la intención no se mueve por si sola.
De la unión de la cabeza y el corazón nace la Visión
La humildad se manifiesta cuando reconocemos la cabeza al servicio del corazón. Por eso la inclinación de rodillas y la cabeza a la tierra. Porque allí esta la visión, en la alineación del propósito y la intención. Porque la intención se conecta a la fuente y el propósito es la manera en que percibimos el como realizar la intención.
Al estar la cabeza preponderando en los tiempos de Oscuridad hubo desconexión del Propósito, y solo había propósitos sueltos e ‘individuales’ desconectados del Propósito General. Por eso se percibieron estos tiempos con tiempos de caos.
Por eso hablamos de calmar la cabeza mediante la meditación, para lograr volver a ‘escuchar’ al corazón.
‘Escuchar’ al corazón, ‘ver’ al corazón, palabras que podemos a veces confundir con nuestros sentidos. Pero hay un ver que nada tiene que ver con los ojos, un escuchar que no se da a través del aparato de la audición. Se nos transmite a la manera que más se acerca a nuestro entendimiento.
El que tenga oídos para oir, oirá.
El que tenga ojos para ver, verá.
Volviendo a la realidad como un pool de infinitas posibilidades, la realidad que se manifieste tiene que ver con donde cada uno ponga su atención. Las otras realidades suceden también, solo que elegimos poner la atención en una de ellas. Por eso es sólo cuestión de a que elijo poner atención. Hacia donde dirijo mi energía. Esa será la realidad que se manifestará.
Todas las realidades suceden, nosotros elegimos poner el foco en una de ellas.
Ahí la importancia del trabajo con los condicionamientos, con el kumulo karmatico que se arrastra una y otra vez, de vida en vida, porque es éste condicionante de los pensamientos y emociones a través de los cuales transitamos estas vidas, recreando, en cada una de ellas nuestra propia realidad. Y continuamos así recreando la realidad vida tras vida de acuerdo a ese kúmulo de emociones (el temor). Recreamos la realidad a partir de allí, porque a partir de allí lanzamos la flecha.
Y lanzamos la flecha en la misma dirección vida tras vida porque el blanco esta puesto allí donde el condicionamiento lo dispone. Ahí radica lo fundamental de limpiar el kúmulo, porque condiciona el propósito, y la flecha es lanzada en una misma dirección vida tras vida.
Cambiar TEMOR por AMOR
A través del Amor (conexión del corazón con la fuente) se limpia el kúmulo del karma y la flecha puede ser lanzada con claridad, acorde al propósito verdadero.
En la desconexión cabeza corazón está la fuente de la duda permanente
La generadora de ansiedad.
NO EXISTE CERTEZA A TRAVÉS DE LA CABEZA
La duda en la elección de una realidad entre ese infinito de realidades posibles existe porque nos movemos en la oscuridad. No vemos la luz del corazón que indica El Camino entre los infinitos caminos.
En el camino del iluminado hay certeza.
El camino del iluminado es el camino del corazón. El iluminado conecta a través del corazón. Ya no existe la duda, solo claridad. No se pierde en el temor a la equivocación.
Por eso, cuando uno comienza a despertar, esto puede generar angustia, porque se vuelve uno consciente del infinito de vidas posibles. Ve que el poder de decisión está en si mismo, el libre albedrío genera responsabilidad.
El primer paso es entonces darse cuenta de que el poder está en cada uno para crearse. Puede esto, repito, generar angustia, ya que aún se percibe a través de la cabeza y el pensamiento.
El siguiente paso es abrir el corazón. Se nos pide que abramos el corazón.
“Solo los niños vendrán a mi”. Solo los inocentes, solo los limpios del kúmulo.
Este kumulo karmatico es el “pecado original”. Por esto en la ceremonia del bautismo el agua de la limpieza se pone en la frente, para ‘limpiar la visión’.
Entonces, comenzamos a darnos de todo esto cuenta, pero seguimos viviendo desde el pensamiento. Nos volvemos conscientes de nuestro poder de creación pero no sabemos qué es aquello que “debemos crear”. Estamos ciegos.
Lázaro era un ciego que pudo ver cuando conoció a Jesús.
Entonces se trata de dos pasos.
1) Reconocer el poder creador que reside en cada uno.
2) Ver (sentir) qué es aquello que hemos de crear.
Es este el camino del guerrero.La lucha contra los dragones, las bestias, el bosque oscuro. No son todas estas mas que metáforas para representar el kúmulo del karma.
A través del kumulo continuamos repitiendo los mismos patrones, vida tras vida, por miles de vidas. Y así continuamos desconectados del Propósito Universal, porque no lo sentimos en el corazón, en nosotros. Las flechas vuelan sin rumbos definidos, y nos matamos unos a otros. Las guerras no son más que enormes cantidades de flechas sin dirección. Las guerras con uno mismo. No nos reconocemos parte de algo mayor. Dudamos. No escuchamos el mensaje.
Se nos insiste en que el trabajo es aclarar canales, conectar a través del corazón.
Ahí el por qué del entrenamiento con arco y flecha como práctica espiritual. El blanco no será alcanzado en tanto la flecha no sea direccionada a través del corazón.
Por eso tantas personas dicen “no encontrar”. Pasan años, décadas, a veces siglos, buscando, buscando. Entrenándose como el arquero. Y dicen no comprender por qué no encuentran.
No encuentran porque no han abierto el corazón. Están entrenadas, pero continúan sin ver el blanco frente a ellas. Por eso dicen los sufís que Dios está más cerca nuestro que nuestra propia yugular.
La flecha lanzada con la intención del corazón da en el centro del blanco. No puede ser de otra manera. Hay certeza en el tiro. Ahí se supera la prueba.
A través del pensamiento el blanco no se alcanza a ver. Por eso el arquero no atina. No comprende por qué. Apunta y no atina. Y pasan meses, años, vidas, y el arquero continúa sin atinar. Hasta que comprende.
Y entonces lo ve.
Y cuando lo ve no hay forma de no atinar. Ya esta tan entrenado. Solo le faltaba verlo a través del corazón.
Recordemos entonces al arquero. El blanco esta allí, frente a nosotros, solo debemos recordar como Verlo
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