Registremos todos aquellos momentos durante el día en que actuamos de acuerdo al miedo al “qué dirán”. Porque es justamente en cada
uno de estos momentos donde nos volvemos esclavos inconscientes de nuestro propio programa.
Estemos alerta, entonces, en todas aquellas pequeñas actitudes, por ínfimas éstas sean, en que no estemos conectados con la verdad (a través de la verdad de quienes somos). Hagámoslo cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo. Porque es en cada día, en cada hora, en cada minuto y en cada segundo que estamos eligiendo. Eligiendo si usar el programa a vuestro favor o como ancla al sufrimiento.
“No supongan” decían los Toltecas.
Hagámonos conscientes de la diferencia a través de una simple pregunta: "Estoy actuando de acuerdo a MI VERDAD o lo estoy haciendo de acuerdo a la verdad de otros?"
Y si usamos este ejercicio como herramienta de evolución, y no como mero ritual, iremos aclarando el canal, poco a poco. Poco a poco estaremos transmutando la energía, y nos iremos pareciendo, cada vez más, a nosotros mismos.
En el programa que trajimos a esta existencia está el camino de retorno a nuestra esencia. Liberémonos entonces de este patrón de funcionamiento en función del “qué dirán”, y el paso evolutivo que estemos dando será trascendental.
Registremos, entonces, estos pequeños momentos, estas pequeñas acciones, estas pequeñas actitudes. Porque en la mas ínfima acción, en la mas "inocente" actitud, en el más "insignificante" momento se halla presente el potencial de canalizar luz o permanecer en la sombra.
Liberándonos, entonces, del qué dirán se volverá clara nuestra misión a través de vuestra vocación.
Estemos entonces siempre presentes, enraicemos, respiremos, permanezcamos aquí y ahora. Todo ésto nos permitirá permanecer alerta al programa, nuestro programa. Porque si nuestro programa olvidamos, seremos por él condicionados, transformándonos así en inconscientes esclavos.
Usemos entonces el programa como herramienta de evolución, y no como ancla en el sufrimiento.
Liberemos el canal para que la verdad conecte con el Verbo (la esencia con la acción).
Hagámonos, entonces, la Pregunta...
...una y otra vez.
Estemos alerta, entonces, en todas aquellas pequeñas actitudes, por ínfimas éstas sean, en que no estemos conectados con la verdad (a través de la verdad de quienes somos). Hagámoslo cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo. Porque es en cada día, en cada hora, en cada minuto y en cada segundo que estamos eligiendo. Eligiendo si usar el programa a vuestro favor o como ancla al sufrimiento.
“No supongan” decían los Toltecas.
Hagámonos conscientes de la diferencia a través de una simple pregunta: "Estoy actuando de acuerdo a MI VERDAD o lo estoy haciendo de acuerdo a la verdad de otros?"
Y si usamos este ejercicio como herramienta de evolución, y no como mero ritual, iremos aclarando el canal, poco a poco. Poco a poco estaremos transmutando la energía, y nos iremos pareciendo, cada vez más, a nosotros mismos.
En el programa que trajimos a esta existencia está el camino de retorno a nuestra esencia. Liberémonos entonces de este patrón de funcionamiento en función del “qué dirán”, y el paso evolutivo que estemos dando será trascendental.
Registremos, entonces, estos pequeños momentos, estas pequeñas acciones, estas pequeñas actitudes. Porque en la mas ínfima acción, en la mas "inocente" actitud, en el más "insignificante" momento se halla presente el potencial de canalizar luz o permanecer en la sombra.
Liberándonos, entonces, del qué dirán se volverá clara nuestra misión a través de vuestra vocación.
Estemos entonces siempre presentes, enraicemos, respiremos, permanezcamos aquí y ahora. Todo ésto nos permitirá permanecer alerta al programa, nuestro programa. Porque si nuestro programa olvidamos, seremos por él condicionados, transformándonos así en inconscientes esclavos.
Usemos entonces el programa como herramienta de evolución, y no como ancla en el sufrimiento.
Liberemos el canal para que la verdad conecte con el Verbo (la esencia con la acción).
Hagámonos, entonces, la Pregunta...
...una y otra vez.
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