jueves, 17 de abril de 2014

Sombraluz

Mucho escuchamos hablar de la sombra en estos tiempos…Escuchamos quienes dicen que hay que encontrarse con la propia sombra…que hay que abrazarla…que hay que aceptarla. Leemos a quienes escriben a la sombra con S mayúscula: "La Sombra", como quien escribe acerca de El Cuco…a veces hasta un poco de miedo nos da…qué se yo…para que me voy a querer encontrar así, cara a cara con La Sombra si encima se escribe con mayúsculas?

Entonces, qué es eso de la sombra? Y, sobre todo, qué es eso de aceptarla y abrazarla???

Ya es hora de hacernos esta pregunta, no les parece?

Vamos a responder sencillito y concreto:

La sombra no es más que la manifestación de la luz

Cuando caminas por la calle, y a tu lado camina tu sombra…no es gracias a la luz del sol que puede tu sombra caminar a tu lado? Si caminas de noche, sin luna ni luz artificial que te ilumine…eres acaso capaz de ver tu sombra?

La respuesta es un No rotundo.

En ausencia de luz la sombra no existe.

 La sombra es la luz misma expresándose a través de tuyo.
Para que la luz del sol cree la sombra de tu cuerpo, es necesario que estés tu mismo en el medio, no es así? Si no estuvieras interpuesto entre la luz y aquello en lo que la sombra se refleja (el suelo, una pared, o lo que fuere), la luz no crearía sombra, sería simplemente más luz.
Eres tú, entonces, el medio a través del cual la luz se manifiesta como sombra. Luz y sombra pues, son diferentes manifestaciones de una misma cosa.
 Ama entonces a  tu sombra, porque es la luz misma que te esta iluminando, y con su luz mostrándote hacia ella el camino.

Amar tu sombra es aceptarla.

Aceptando tu sombra llegas a la luz de la que ella es manifestación. La sombra es lo que aún queda de la luz en la tercera dimensión.
Aceptando la sombra más oscura, accederás a la luz que de ella emana.

Aceptar el “mal” es amarlo así como amas al bien. Comprendiendo, de esta manera, que no hay mal, que no hay bien. Que el bien y el mal uno y lo mismo, manifestándose en diferentes niveles.

Que el blanco es blanco porque existe el negro, y que el negro es negro porque hay blanco que negro lo hace ser. El uno es la esencia, el otro la expresión.

“A imagen y semejanza…” hemos escuchado una y mil veces. Pero lo hemos comprendido esta expresión alguna vez?
 El hombre es a imagen y semejanza de Dios. La sombra es a imagen y semejanza de la luz.

Es que no lo puedes ver aún?  Lo tienes frente a tus narices, día tras día, noche tras noche. La sombra que proyectas bajo la luz del sol, aquella que siempre te acompaña (fíjate que tu sombra es lo único que te acompaña siempre, esta siempre a tu lado, vayas donde vayas, estés donde estés), te lo está mostrando en todo momento, no tienes más que observar.
 De la misma luz nace la sombra.

Una vez más te pido que te preguntes: puede existir la sombra en ausencia de la luz? Puedes ver tu propia sombra en ausencia de una fuente de luz?  

Pregúntate…

Se trata, entonces, de trascender la dualidad a través de la aceptación del dolor (cuando aún no han aceptado la sombra , ésta se manifestara a sí misma en forma de dolor). Se trata de atravesar el dolor, y de amar el dolor mientras se lo atraviesa. Y cuando digo amar quiero decir aceptar (veremos, con el tiempo, que Amar es aceptar, y que aceptar es perdonar…no es esto lo que dicen que hace Dios con nuestros pecados acaso?).

Porque si lo que haces con el dolor es soportarlo, entonces puedes estar seguro que estás viviendo tu existencia en sopor.

 Sopor (según la Real Academia Española): letargo, modorra, adormecimiento, somnolencia.

Sopor-tar.

No soportes, pues, el dolor. Si vives soportando el dolor vivirás dormido.  Acéptalo, amalo como el maestro que el dolor es para tí. Pues es el dolor tu propia creación, el dolor es el maestro que te ayudará a iluminar aquello que en esta existencia has venido a iluminar.
Entrar a la luz a través de la sombra es trascender la famosa dualidad de la que tantos hablan hoy en día y tan pocos  comprenden.

Toda experiencia es manifestación de un contraste en esta tercera dimensión. Porque para que exista la manifestación se precisa de energías opuestas.

Observa la sombra

Acepta la sombra

Abraza la sombra

Lo comprendes ahora?

“Está mal equivocarse”, te dijeron una vez…

A partir de allí, ya no quieres que otros vean que te equivocas.
Robas una idea. Copias a algún otro. Envidias.

Porque aquello que eres “no está bien”.

Sonríes cuando no quieres hacerlo
Dices que si cuando quieres decir no
Das excusas (TE das excusas)
Entablas una conversación forzada
Miras con disimulo
Buscas agradar

Es sombra todo aquel aspecto que ocultas de ti mismo, todo aquello que no quieres que los demás vean de ti, todo aquello que haces para ser aceptado, para agradar…en la sombra conviven todos aquellos juicios que se han ido fortaleciendo a lo largo de tu árbol genealógica, transformándolo en cadena, en cadena genealógica. Todo aquello a lo que temes es, en realidad, el juicio de tus progenitores. Es el temor en el origen, el Pecado Original (los textos sagrados no son mas que metáforas totalmente aplicables a nuestra propia realidad).

Aquel que reintegre en sí mismo la sombra, transformará la cadena genealógica en árbol. Se sanarán las generaciones asadas y aquellas por venir. Se transmutará el árbol  y las energías se integrarán.

“Y cómo puedo aplicar todo este palabrerío en mi vida cotidiana?” - se preguntarán…
Yo les respondo:

Simplemente estando presentes. Estando presentes en el Aquí y Ahora.

Porque sólo estando presente en el momento presente (que, dicho sea de paso, y recuerden esto bien, ES LO ÚNICO QUE EXISTE) podrás  observar tu propia sombra.
Cómo pretendes aceptar la sombra si ni siquiera puedes verla?
Solo puedes ver tu sombra estando presente…por favor no lo olvides…

Permanece entonces alerta, atento, en tu día a día, a toda aquella situación en que te encuentres  sonriendo cuando no quieres hacerlo, dando excusas, entablando forzadas conversaciones, mirando con disimulo, buscando agradar…

Porque es justamente es estas situaciones donde podrás encontrarte con tu la sombra.

Es en cada una de esas situaciones donde podrás ir transformando la cadena en árbol.

Y comprenderás, con el tiempo y con la práctica, que cada una de ellas no es más que una oportunidad…una puerta de acceso hacia la comprensión de la no dualidad, eso que llaman la Luz.

Lo comprendes ahora?

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