Así como cuando
nos miramos al espejo, la imagen que éste
nos devuelve es siempre la misma, así, de la misma manera, la imagen que nos
devuelva la realidad será siempre la misma, en tanto continuemos convencidos de que la imagen que se nos
devuelve es real.
Pero la
imagen no es real, porque está siendo por nosotros mismos creada. Así es en el
espejo, así es en la “realidad cotidiana” que nosotros cada día vivimos. Por
eso, la realidad es espejo en todos sus aspectos. Porque es reflejo de los diferentes
aspectos de uno mismo. Reflejaremos en nuestra realidad todo aquello que nosotros
somos como ego.
Por eso, estemos atentos a nuestra realidad. Porque en ella está el espejo que nos
devuelve todos aquellos aspectos del ego a ser vistos, y así trascendidos, y
así desarmados y liberados.
En nuestra
vida cotidiana, en nuestras relaciones está el espejo que nos devuelve la imagen de nuestro ego. Veamos nuestras propias sombras reflejadas en nuestras
relaciones, así sobre ellas echaremos luz, y solo en ellas echando luz (es
decir, solo viéndolas) podremos liberarlas y así comenzar a desarticular el
disfraz del ego.
La realidad
es percibida por cada uno de nosotros de acuerdo a nuestro kúmulo karmático, es
por esto que existen tantas realidades como seres que las crean. Estas
realidades se entrecruzan de acuerdo al Plan, de acuerdo a aquellos aspectos a
ser iluminados para ser de esa manera trascendidos. Es entonces cuando conectamos a través del corazón que comenzamos a
reconocer a nuestros maestros, que son nuestras relaciones. Solo entonces
logramos identificarlos, y los atraemos para, de esta manera, facilitar la
tarea de la desarticulación del ego, el debilitamiento de la capa.
En aquella parte
o aspecto del ego a ser debilitado es donde dos realidades se encuentran y facilitan el proceso mutuamente. Y cuanto más
conectados nos hallamos, más puntos de contacto entre esas realidades infinitas
comenzamos a registrar. Hasta que en todo aquello que vemos podemos encontrar
las conexiones, es decir, los sitios
facilitadores o catalizadores del aprendizaje. Y, cuando en todos y cada
uno de esos puntos de encuentro con las infinitas realidades reconocemos estos
catalizadores, entonces comprendemos que somos uno con Todo.
Solo
accederemos a la comprensión de Unidad cuando la capa del ego desarticulemos y liberemos. Solo entonces veremos los puntos
catalizadores en todo aquello que veamos, y comprenderemos, en ese punto, que
no queda resto alguno de “nosotros mismos” que no esté unido al Todo.
Esto es la Visión de Unidad.
Esto es la Visión de Unidad.
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